La Semana de la Moda de Nueva York arranca la primera edición de su pasarela masculina.
El hombre que llega desde lejos y se enfrenta a nuevas realidades y temperaturas es el que ha inspirado a Campos. ¿Es ese el hombre que busca su espacio en el calendario de eventos “fashion” del mundo? Tiene de aquí al jueves para justificar su existencia.

Jugar a la masculinidad

La colección para 2016 del hondureño se titula “Forastero” y ese es el hombre que arrancó hoy: el que juega a una masculinidad con un estilo sugerentemente apátrida, cuyas raíces se hunden en la elegancia, pero el carácter nómada lo hace buscar inevitablemente la comodidad en tierra ajena.
Un diseño de Carlos Campos/Mateo Sancho Cardiel/EFE
 
“Es este hombre que está viajando por toda Suramérica y parece que ha venido con un lugar frío y se ha encontrado con la humedad y ha empezado a quitarse prenda por prenda”, explica a Efe Campos, que, se estableció desde hace años en Nueva York.
En su nueva colección apuesta por un verde entre la frondosidad de un bosque tropical y la frialdad de la conífera. “Es un poquito más tropical, pero sin perder esa esencia del hombre que es un poco más ‘chic’”, explica, aunque también aparecen el blanco y el color camel.
La misma dicotomía se encuentra en los tejidos (ha experimentado mezclando el lino con la lana) y en la deportividad de las prendas. “A pesar de que la línea tiene elementos deportivos, es sastrería. Cada prenda está bien construida por dentro, son chamarras pero están tejidas como si fuesen trajes”, explica el diseñador, un maestro de la complejidad natural, casi desapercibida.
Pantalones cortos, camisetas, cremalleras, bolsillos y zapatillas tenis en el lado de la informalidad. Solapas, cinturones y abotonado cruzado estilo gabardina apuntalan la alta alcurnia. Y todo ello, homogeneizado por una estética entre lo selvático, lo terroso e incluso lo militar.
Campos, en cualquier caso, es uno de los diseñadores que había luchado por la realidad de esta primera Semana de la Moda de Nueva York para hombres desde hace años.
“Estoy supercontento. Nos pone en un calendario perfecto porque ya podemos entrar en el mercado. Los calendarios en Europa están establecidos por muchos años y buscar un espacio ha tardado mucho”, asegura quien fuera nombrado en 2009 “Estrella internacional en ascenso” de la moda masculina.
Un diseño de Eponymus//Mateo Sancho Cardiel/EFE
 
Cierto es que, en esta jornada de debut, ha quedado también patente que se tiene que trabajar todavía muy duro para igualar el éxito de convocatoria, de producción y de glamour que disfruta la más que instalada homóloga femenina. Habrá que darle tiempo, aunque también resulta sabio no querer competir abiertamente.
La apuesta de hoy, por ejemplo, prefirió la familiaridad que da el estatismo a la sensación etérea del desfile. Y el exotismo de explorador elegante de Campos compartió cartel con dos colecciones que radicalizaron el viaje de simpática exploración hacia el colonialismo autoritario y el beduino “chic”.

Evocando el imperio británico

Esa fue la apuesta de, por ejemplo, Epynomous, tiene ecos de protectorado británico en sus brazaletes, sus chalecos y sus camisas de lino, mientras viste al pueblo oprimido con traje de raya diplomática o chaqueta de corte militar.
Kenneth Ning, por su parte, amordaza a sus modelos con sugerentes arabescos de una medina. Inspiración milenaria con un giro “punk” hacia la vanguardia del escándalo fácil. Efectivo pero no brillante.
Junto a Campos, los otros latinos de la jornada han sido la propuesta fría del mexicano Garciavelez, protagonizada por un azul entre gélido y galáctico, y el cierre del peruano Sergio Dávila.
Mañana la jornada continúa con la presentación de la vertiente masculina de Calvin Klein Collection que, como símbolo de la reticencia de las grandes marcas a hacer un gran despliegue en esta nueva Semana de la Moda, se presentará en sus oficinas, igual que hace con sus colecciones crucero, mucho menos mediáticas. EFE
Eponymus//Mateo Sancho Cardiel/EFE